lunes, 8 de octubre de 2007

La Pesadilla de unos, la alegría de tantos otros


A eso de las 18:30, cuando los guardavidas dan por concluida su labor, a lo lejos una melodía digital nos anuncia la llegada del Pochoclero de Claromecó. Para Elisa se repite una y otra y otra y otra vez en sus parlantes mientras el pochoclo calentito se apresta para acompañar la puesta de sol.
Esa musiquita tan particular, tan personal, tan persistente y tan insoportable ya es una leyenda que se transmite al oido (destruido muchas veces) de todos aquellos que frecuentamos Claromecó. Nos cansa, pero si no estuviera lo extrañaríamos todos.

2 comentarios:

Darío Granato dijo...

En realidad esta es una Claromachine melliza y es de LA Pochoclera, otrora socia en lo afectivo y comercial con el pochoclero de Claromecó con quien se han repartido el mercado, tocandole a ella esparcir la conocida musiquilla digital por las arenas de Dunamar.

Unknown dijo...

Querido amigo de años